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La mayoría de las familias atendidas por Children International tienen domicilios permanentes. Esto se debe a que necesitamos saber dónde encontrar a los niños y jóvenes para informarles sobre las actividades y servicios programáticos, y para que escriban cartas a sus padrinos y madrinas.
No obstante, eso no garantiza que su hogar esté en buenas condiciones ni que les ofrezca la protección que necesitan para prosperar. Los tipos de vivienda de nuestras familias apadrinadas son variados, desde refugios improvisados hasta edificaciones de bloque de varias habitaciones. Muchas veces, las familias viven en casas de una sola pieza, lugar donde realizan casi todas sus actividades cotidianas —comer, dormir, conversar, tareas y entretenimiento—.
Tal como usted posiblemente ha observado en su propia ciudad, las viviendas pueden variar radicalmente de una comunidad a otra. Encuentre el país de su apadrinado a continuación para conocer sobre los tipos de viviendas en que él o ella puede estar viviendo, y los tipos de servicios de electricidad más comunes en su comunidad.
Muchas de las comunidades en las que trabaja Children International en las ciudades de Barranquilla y Cartagena están ubicadas en zonas marginales donde hay casas improvisadas hechas de madera y material reciclado. Algunas familias en Barranquilla se ven obligadas a construir viviendas en donde les sea posible, tal como cerca de vertederos y pantanos. En Cartagena, las casas a menudo están ubicadas al lado de arroyos, lo que presenta un riesgo para las comunidades debido a las inundaciones y el agua estancada.
Casi todas las áreas donde operamos en Colombia cuentan con servicio eléctrico, generalmente obtenido por medio de fuentes no reguladas. Esto significa que una familia podría estar comprando electricidad de un vecino.
Las familias típicamente viven en pequeños hogares con paredes de madera o bloque, pisos de concreto o cerámica y techos de zinc o concreto. En estas comunidades marginadas, las familias pueden gastar hasta la mitad de sus ingresos en alquiler. En otros casos, simplemente viven en viviendas improvisadas que construyen en cualquier espacio disponible.
La electricidad es un problema para los dominicanos de todos los niveles sociales. Los habitantes de la capital y otros pueblos del país son afectados por apagones que duran entre 12 y 17 horas.
Las familias que viven en comunidades empobrecidas generalmente cuentan con pocos servicios públicos. Las más afortunadas tienen electricidad durante 18 a 19 horas al día. La mayoría de los hogares de niños apadrinados obtienen electricidad por medio de fuentes no reguladas, lo que significa que pueden estar comprando dicho servicio de un vecino.
Los hogares de las familias apadrinadas están construidos principalmente de caña (de bambú), madera o bloque; los pisos son de madera, concreto o cerámica; y los techos son de madera, lámina metálica o bloque —materiales de bajo costo—. Las familias más necesitadas pueden tener casas de bambú con paredes de plástico o incluso cartón.
En las áreas rurales, solo aproximadamente la mitad de los hogares están construidas usando materiales seguros y sólidos. Gran parte del terreno en estas zonas pertenece al Estado.
A pesar de que algunas familias apadrinadas aún obtienen electricidad de sus vecinos, la mayoría de nuestras familias puede costear servicio eléctrico.
Muchas familias en las zonas urbanas de Quito viven en casas prestadas, de familias que han emigrado en busca de trabajo. Un pequeño porcentaje de nuestras familias son dueñas legales de sus hogares. Otras familias pueden tener sus propias casas, pero no poseen la escritura legal.
En algunas partes de la ciudad, las casas están tan apiñadas que se asemejan a una colmena.
Los materiales de construcción más comunes son bloques de concreto para las paredes, pisos de concreto y techos de lámina o bloque.
La mayor parte de la población paga por electricidad. Los residentes que no pueden costear la tarifa obtienen electricidad de las casas de sus vecinos.
Muchos de los niños que atendemos en Guatemala viven en las afueras de pueblos pequeños, en comunidades densamente pobladas.
Por ejemplo, las familias ubicadas en el área urbana de Tierra Nueva viven en casas hechas de bloques de concreto, y la mayoría de ellas muestran grafiti que identifican territorios de pandillas. Los caseríos rurales son completamente diferentes; existen escaleras interminables y estrechas al pie de los barrancos, rodeados de chozas de láminas de hojalata divididas por callejones oscuros. Estas áreas son especialmente peligrosas durante la temporada de lluvias.
Los materiales de construcción más comunes usados entre las familias apadrinadas incluyen cartón, madera contrachapada, ladrillos o bloques de concreto; techos de metal corrugado; y pisos de tierra, tejas o concreto.
La electricidad está disponible para todas las familias y se obtiene mediante un aporte mensual al Instituto Nacional de Electricidad. Sin embargo, muchas familias de zonas rurales y urbanas residen en tierras gubernamentales debido al alto costo de alquiler, lo que hace que la electricidad sea incosteable.
En las comunidades de Villa Canales (área suburbana), las familias no cuentan con electricidad porque el gobierno no atiende esta área con servicio eléctrico. La mayoría de las familias han encontrado otros recursos eléctricos dentro del área, como corriente eléctrica compartida entre varias viviendas o mediante el uso de velas.
En las afueras de San Pedro Sula y Copán Ruinas, muchas de nuestras familias apadrinadas viven en viviendas hechas de paredes de bambú, techos de paja y pisos de tierra. Los que viven cerca de las orillas del río construyen sus casas con materiales desechados. La proximidad de los ríos hace que sus hogares se inunden fácilmente en invierno.
En el centro de la ciudad de Copán Ruinas, las casas se construyen típicamente de concreto y metal corrugado.
La mayor parte de la población apadrinada tiene acceso a la electricidad, obtenida a través del sistema eléctrico del gobierno.
En Delhi y Calcuta, los gobiernos estatales intentaron hace casi dos décadas aliviar los problemas de congestión, deterioro de la infraestructura y falta de empleo causados por la sobrepoblación mediante el reasentamiento de familias de escasos recursos en las afueras de las ciudades. No obstante, estas colonias hoy enfrentan problemas similares.
Shahabad Dairy, por ejemplo, alberga a más de 21.000 familias en seis cuadras. Las pequeñas casas de esta colonia de reasentamiento con sede en Delhi suelen albergar de seis a ocho personas. Las casas están hechas de paredes de ladrillo, techos de concreto y pisos de tierra. Las casas en otras partes de Delhi están construidas con bambú y láminas de plástico, con pisos de tierra.
La electricidad está comúnmente disponible en las áreas de apadrinamiento de Delhi, y es generada y distribuida por el gobierno. Estimamos que el 95 por ciento de la población en el área de servicio tiene electricidad.
En Calcuta, las condiciones de vida inferiores son extensas. Las casas están construidas de concreto, ladrillos, barro, paja, bambú, azulejos, láminas de plástico, sacos o láminas de hojalata. Algunos son aún menos robustos: hechos con trozos de plástico, hojalata y madera. Dados los monzones anuales que azotan la zona, es común que no haya suficiente refugio contra el clima.
La electricidad está fácilmente disponible en las comunidades apadrinadas de Calcuta, pero por lo general no es costeable. En las zonas rurales, menos de la mitad de la comunidad de apadrinados tiene electricidad.
Las familias que viven en las afueras de Guadalajara típicamente habitan en casas de una habitación con bloques de cemento o de ladrillo. Los techos generalmente están hechos de hojalata, plástico y cartón. Muchos hogares tienen pisos de tierra.
En las áreas más urbanas de Guadalajara, algunas familias apadrinadas tienen la suerte de vivir en pequeñas viviendas de concreto de varias habitaciones construidas por la municipalidad.
Debido a que esta región es urbana o semiurbana, la mayoría de las viviendas tienen electricidad. Algunas de ellas la consiguen legalmente (a través de un contrato con la Comisión Federal de Electricidad) mientras que otras usan conexiones eléctricas públicas.
En Manila y partes de Quezon City, las familias apadrinadas viven en casas con paredes de concreto o madera, techos de metal corrugado y pisos de concreto o tierra. La mayoría de las casas tienen una habitación multiusos.
Casi la mitad de nuestra población apadrinada tiene electricidad, a pesar de que en su mayoría reciben electricidad de fuentes no reguladas. Esto significa que una familia puede estar comprando electricidad de un vecino.
En la región filipina de Bícol, que incluye Legazpi y Tabaco City, la mayoría de las casas están situadas sobre zancos y construidas de madera contrachapada y otros tipos de madera, bambú para pisos y hojas de palma para los techos. Por otro lado, las familias que viven cerca del volcán o cerca de un río típicamente viven en casas de concreto debido a un libre suministro de arena y grava.
En las zonas rurales, a veces las familias se ven obligadas a construir casas donde pueden, incluso si no son propietarias de la tierra.
La electricidad está ampliamente disponible en la región de Bícol en las Filipinas. Las familias que pueden costearla obtienen electricidad regulada mediante el pago de cuotas de membresía a la cooperativa local de electricidad. Si el registro de un niño dice que la electricidad está "disponible", significa que la casa no tiene conexión eléctrica.
Más del 75 por ciento de los residentes viven en casas construidas con bloques de concreto, láminas de metal y tejas corrugadas. Las casas pueden tener una, dos o tres habitaciones, y todas están construidas en pequeñas parcelas de terreno.
La energía hidroeléctrica está ampliamente disponible, a cambio de una tarifa, mediante una empresa eléctrica local.