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Para un niño, la caída de sus dientes representa un rito de iniciación; es dejar atrás su niñez. Dependiendo de dónde viva el niño, esta transición es celebrada de distintas maneras.
En los Estados Unidos, los niños que recién pierden sus dientes de leche los guardan debajo de sus almohadas, se duermen y luego sueñan con pequeñas hadas y un pequeño botín de monedas resplandecientes. La tradición del hada de los dientes es común en los 50 estados, pero comparado con el alegre ratoncito de las culturas hispanas, su origen se remonta a un tiempo más reciente. El primer caso por escrito data a la década de 1920. Los académicos creen que el hada de los dientes es la compilación de dos tradiciones: el ratoncito Pérez (véase abajo) y “la buena hada”, de origen europeo.
Por lo general, los ratones no son bien recibidos en el hogar, pero el ratoncito Pérez no es un ratón cualquiera.
Este roedor vestido como ser humano es el guardián de los dientes en muchos países hispanohablantes. A pesar de tener varios nombres, origina de una singular tradición que tiene que ver con los ratones de campo. Las madres, preocupadas por la salud de sus hijos, ofrecían los dientes de leche de sus hijos a los ratones a cambio de una cosecha abundante.
Este cuento folclórico se convirtió en un cuento de hadas en 1894 cuando la reina de España le pidió a un sacerdote jesuita que escribiera un cuento para su hijo Alfonso XIII, cuando perdió un diente de leche a los 8 años de edad.
El cuento se difundió mediante la colonización, y hoy en día, los niños en muchos de los países donde se habla español dejan sus dientes debajo de las almohadas para que un ratoncito con mochila roja les deje un regalito o un poco de dinero.
Los apadrinados de Children International en la India tienen una tradición que le hará sonreír.
Ellos tiran sus dientes caídos.
La estrategia es simple: si el diente viene de la parte superior de la boca, el niño lo tira al piso. Si viene de la mandíbula, lo tira al techo de su casa.
Los hindúes creen que el nuevo diente crecerá en dirección del viejo, fuerte y derecho.
Algunos niños piden un deseo para que los dientes de un ratón reemplacen los suyos. Es un deseo sabio, ¡pues los roedores tienen dientes que crecen continuamente!
En las Filipinas, los niños llevan la escondida de los dientes a otro nivel.
Después de que se les cae un diente, ellos lo esconden y piden un deseo. Tras el transcurso de un año, los niños buscan ese tesoro oculto. Si logran encontrar su dientecito, entonces pueden pedir otro deseo.
¡Esté pendiente de la versión impresa de esta historia en la edición Volumen 11, N° 2 de 2016 de nuestra revista Jornadas!
Ilustrado por Dani Maslan.
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