- Impacto en equipo
Cada dos días, Ana, una madre voluntaria, visita el huerto Francisco Huarcay cerca de un centro comunitario de Children International en Quito, Ecuador. Hoy, ella afloja la tierra fértil que rodea un gigantesco repollo verde-morado. Otros padres de familia se dedican a quitar la maleza mientras sus hijos se deleitan regando los cultivos.
Este huerto —uno de 13 ubicados en combinación con los centros comunitarios de Children International en Quito— produce suficientes verduras para alimentar a 10 familias o más. Los padres venden los cultivos restantes en ferias nutricionales organizadas en los centros, lo que fomenta un espíritu emprendedor y genera ingresos adicionales.
Sin embargo, los jardines han producido otros beneficios además de alimentos y dinero. Ana nota cómo este huerto ha unido a su comunidad. Ella ve la actividad física que hacen los adultos y jóvenes al escarbar y labrar los solares. En particular, le da mucho gusto ver un cambio en la percepción que tienen los niños hacia los alimentos saludables.
“Hoy, a mis niños les gusta comer ensaladas y comidas saludables que contienen verduras”, dijo Ana. “Antes tenían malos hábitos alimenticios. Ahora les gusta cuando cocino maíz o una deliciosa lasaña vegetariana”.
El Proyecto de Huertos Comunitarios comenzó el verano pasado en el centro comunitario de El Tránsito como un experimento en buenos hábitos alimenticios después de que el personal del centro comenzó a notar un aumento en el índice de obesidad infantil. Este aumento se debe a diversos motivos. Uno de los principales es la falta de conocimiento sobre la nutrición, lo que puede llevar los padres a tomar malas decisiones alimentarias para sus familias. En otras ocasiones, los niños son influenciados por los anuncios de televisión para golosinas y comida rápida. Adicionalmente, no siempre hay amplia disponibilidad de alimentos nutritivos ni son tan baratos como productos comestibles procesados.
Los médicos de nuestro centro comunitario en El Tránsito tienen la esperanza de que los huertos comunitarios aborden muchos de estos problemas, de que los participantes del programa de nutrición sean más propensos a consumir comidas más saludables si cultivan sus propios alimentos. Entonces sembraron algunas semillas en un pequeño patio, y debido a la tierra fértil y a un clima ideal, las verduras florecieron.
Children International colaboró con CONQUITO, el departamento económico de la ciudad, para ofrecer capacitación en agricultura libre de químicos a 112 participantes adultos. Los grupos recibieron un juego de herramientas, un solar y semillas. En menos de un año, las familias comenzaron a ver los frutos de su labor: cebollas, coliflor, rábano, lechuga, apio, maíz, zanahoria, nabo, brócoli, repollo y hierbas.
Los representantes de CONQUITO han seguido ofreciendo talleres de nutrición en los cuales les enseñan a los participantes a elaborar plaguicidas naturales, a preparar comidas y bocadillos usando alimentos del huerto, fabricar jalea y fruta seca, criar cuyes (una carne de consumo popular en la región) y criar pollos. Asimismo, gracias al gran éxito del programa en Quito, otros centros en todo el mundo han comenzado iniciativas similares. El personal de Children International en Jalisco, México, por ejemplo, también ha comenzado a enseñarles a las familias a sembrar y mantener huertos.
Children International colabora con las comunidades locales para mejorar la salud de los niños y jóvenes y prevenir la desnutrición.
Marjorie, la hija de Ana de 14 años de edad, comparte los mismos sentimientos de muchos otros jóvenes y niños de su comunidad. “Antes no me gustaban las verduras, pero ahora veo a mi familia comer ensaladas, y me han empezado a gustar también”, dijo ella. “Ahora me gusta comer mucho maíz y papa porque son deliciosas y porque vienen de nuestro huerto”.