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Cuatro familias —en Guatemala, la India, las Filipinas y Zambia— describen lo que generalmente comen durante el transcurso del día. Lindsey Quinn, escritora en la oficina de Children International en Kansas City, Missouri, también decidió mostrar lo que su familia consume a diario. Las diferencias son muy marcadas. Lea nuestro diario global de alimentos para más información.
¿No tiene tiempo para desayunar? ¡Pase al almuerzo!
Comenzamos el día con la familia de la niña apadrinada, Christine, en Quezon City, Filipinas.
Aquí, su hermanito Elandro desayuna con un tazón de arroz. Los seis integrantes de su familia normalmente comparten unas cuantas tazas de café y arroz sobrante. Los niños remojan el arroz con el café para no desperdiciar ni una sola gota.
La niña apadrinada, Moina, desayuna con gusto en un barrio marginal de Kolkata.
Ella come arroz inflado —llamado muri en Bengalí— combinado con chanchur, un bocadillo que puede contener lentejas fritas, cacahuates, tallarines de garbanzo, maíz, aceite vegetal, garbanzos, hojuelas de arroz, cebolla frita y hojas de curry. El desayuno de Moina está sazonado con un poco de sal y una mezcla de especias.
En esta foto, mi hija Nora come un poco de queso cheddar, algunas rebanadas de manzana y su padre le da de comer yogur con cerezas y puré de maíz.
Nora sólo se comió una pequeña porción de su desayuno; así que guardamos las rebanadas de manzana, nos comimos el queso y botamos el yogur. Luego, ella se devoró unos dulces de fruta. ¡Caramba!
Para nuestro siguiente desayuno, pasamos a Lusaka, Zambia.
Aquí, la madre de la apadrinada, Tebeshi, lava camotes. Estos se cocinarán y luego se servirán sencillos para el desayuno. Aunque el camote es un tubérculo nutritivo y barato, también es de temporada. Cuando los camotes están disponibles, la mayoría de las familias pobres en Zambia desayunan con ellos. Cuando el camote está fuera de temporada, las familias comúnmente deciden no desayunar porque las alternativas son demasiado caras.
Nuestro último desayuno es con una familia en la zona rural de Guatemala. Para esta familia de siete, el desayuno generalmente consta de tortillas con sal. Los niños mojan las tortillas en una taza de café ralo.
¿No quiere almorzar? Entonces tome una merienda.
Se ve rico, ¿no? Este pollo adobado es un plato favorito de nuestra familia en Quezon City. Preparado con pagpag —pollo sacado de vertederos, luego lavado y revendido— este platillo es especial.
La familia está preocupada de no poder obtener pagpag, también llamado “pollo de basura”, en el futuro. Se ha prohibido el consumo de pagpag en su distrito por su indiscutible peligro que presenta a la salud. Sin embargo, la familia no sabe dónde conseguir proteína como ésta sin gastar demasiado.
La hora del almuerzo en Kolkata, India, es un plato vegetariano para Moina. Ella come arroz sencillo acompañado con papas, cebolla y una especie particular de calabaza.
Moina almuerza en su hogar —una pequeña casa de una sola habitación donde viven otros tres familiares—.
En Kansas City, mi hija se comió una paleta. Así es, una paleta. Ella no tenía mucha hambre a la hora del almuerzo, entonces le di una pequeña paleta de sabor tropical y luego la mitad de una manzana.
Aunque no se ve en estas fotos, Nora también se bebió 20 onzas de leche entera durante el transcurso del día.
Tebeshi y su primita Mariah comparten un plato de nshima, verduras y salsa hecha con kapenta, un tipo de sardina de agua dulce. La nshima es una gacha de sémola de maíz; es un alimento básico de la dieta zambiana. El tipo de salsa con la que se come la nshima indica el estado económico de una familia. Las familias pobres usan kapenta para elaborar su salsa.
A nuestra familia en Guatemala se le hace muy difícil obtener comida. Una manera de hacer rendir lo poco que tiene es preparar sopa. De almuerzo, la familia se toma una sopa con hierbas y algunas verduras. Es acompañada con tortillas de maíz.
Quizás no sea mucho, pero para el niño apadrinado, Jorge, cada gota es sabrosa.
¿No le gusta comer entre comidas? Pase directamente a la cena.
Nuestra familia en Quezon City, Filipinas, no tiene dinero para comprar refrigerios para sus hijos. Christine bebe un vaso de agua para ayudarle a aguantar hasta la cena.
La madre de Christine quisiera poder darles leche a sus hijos, pero sus escasos ingresos apenas le permiten cubrir sus necesidades básicas. Entonces lo único que tienen es agua. Ni siquiera hay dinero para leche para el bebé.
Los vendedores de comida abundan en las ajetreadas calles de Kolkata. Por eso, cuando Moina logra obtener un poquito de dinero, a ella le gusta comprar un bocadillo de estos vendedores.
Aquí, Moina y su madre, Asha —quien sufre de tuberculosis— comparten un refrigerio llamado churmur. Churmur es una mezcla de bolas de harina fritas y machacadas con papas y una conserva de tamarindo. (Me dicen que es delicioso).
¡Hora del refrigerio en Kansas City! Sentada en mi regazo, Nora y yo tomamos un poco de sol. Ella come fresas liofilizadas. Le damos golosinas a base de fruta en vez de a base de trigo, porque queremos que ella le coja gusto a una variedad de frutas y texturas —algo que no sea solamente macarrones con queso—.
Al igual que muchos niños pobres en Lusaka, Zambia, Tebeshi comerá una vez —quizás hasta dos veces— al día. Hoy no hubo refrigerio para Tabeshi y su familia.
El tener variedad de comida es una noción tan ajena para Tebeshi, que al preguntarle acerca de su comida favorita, ella contestó: “Nikudya chabe vili vonse” —“Yo como lo que sea”—.
Los refrigerios son algo especial para nuestra familia en Guatemala. Pero hoy la menor, Heidy, saborea una galleta al lado del fogón.
Durante el año escolar, el gobierno guatemalteco a menudo distribuye a los alumnos una merienda llamada atole —una bebida caliente de harina de maíz sazonada con canela o chocolate y azúcar. Esta merienda es un complemento importante para su dieta.
La familia entera se reúne en la mesa para cenar. La familia de Christine no siempre logra cenar; a veces no hay suficiente comida. Pero cuando pueden hacerlo, la cena generalmente consta de arroz con sal o salsa de tomate.
Hoy cenan con un poco de pagpag sobrante.
Al igual que muchas familias apadrinadas, Moina, en la India, cena con las sobras del almuerzo: arroz y verduras. Sin refrigeración y con pocos recursos económicos, las familias no pueden dejar malograr los alimentos.
Dado el creciente precio de los alimentos en la India, la familia teme no poder comprar arroz. Asha, la madre de Moina, explica: “Se ha vuelto muy difícil sustentar a la familia porque el precio de los alimentos sigue subiendo a un ritmo más rápido de lo que ganamos. Esta es nuestra preocupación más grande”.
Para nuestra familia en Kansas City, la cena incluye varias tandas de comida. Primero mi esposo y yo le damos a Nora su comida. Después de acostarla, preparamos la nuestra.
Esta noche, Nora comió un tortilla francesa rellena de queso mozzarella y espinaca. Aquí, ella disfruta un poco del queso rayado que se usó para su plato.
Ya han pasado horas desde su última comida, y Tebeshi y su familia pasan el resto de la noche aguantando retortijones estomacales.
Agness, la abuela de Tebeshi quien aparece aquí preparando nshima, está preocupada de que sus dos comidas al día pronto se conviertan en un lujo. “El encontrar qué darle de comer a mi familia se está volviendo más difícil debido a los crecientes precios de los alimentos básicos”.
En lo que bien podría ser una tendencia universal, nuestra familia en Guatemala cena con las sobras del almuerzo.
En esta imagen, María le da un poco de caldo a su hija Heidy. El resto de la familia cenará el caldo con tortillas y sal. Cada uno también beberá una taza de café ralo para combatir el hambre durante la noche.
Fotos y apoyo con este artículo por Javier Cárcamo, Carmie Carpio, Chileshe Chanda y Nivedita Moitra.