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En los días como hoy, cuando la enfermedad crónica de su mamá la debilita, Sangita debe quedarse en casa, ayudando con los quehaceres y cuidando a su hermana menor. Es algo que perjudica la educación de esta niña de 11 años. Cuando sí puede asistir a clases, Sangita lucha con sus tareas.
Sus padres son parte de la aproximadamente 25% de la población de la India que no sabe leer ni escribir. Los padres de Sangita sólo saben firmar sus nombres. Sangita, la primera en su familia en asistir a la escuela, no cuenta con ellos para ayudarla con sus tareas.
Hay muchos otros obstáculos que Sangita enfrenta al buscar una educación:
Sin embargo, por medio del apadrinamiento, Sangita está recibiendo el apoyo que necesita para mejorar sus calificaciones. Uno de los beneficios que los niños reciben es refuerzo escolar en grupo en el centro comunitario. En Kolkata, India, nuestro programa de tutoría se enfoca en proporcionar apoyo en inglés, lenguaje, matemática y ciencia. Además de los programas de tutoría formales, todos los niños y jóvenes apadrinados tienen acceso a recursos escolares y de aprendizaje, incluyendo libros de texto, computadoras y lugares seguros para leer, estudiar y hacer tareas. El personal y los voluntarios calificados también llevan a cabo actividades para promover la alfabetización, las habilidades numéricas y conocimiento cultural para los niños.
Ahora, a ella le gusta estudiar y está aprendiendo mucho en sus clases de refuerzo escolar. “Antes mi letra no era muy buena, pero ha mejorado mucho también. Hasta puedo recitar rimas”, se ríe Santiga mientras comienza a recitar uno.
Daimanti, la mamá de Sangita, ha notado un cambio significativo en su hija después de que Sangita fue apadrinada. “Tenemos dos hijas pequeñas y sufrimos de problemas económicas serias”, explica ella. “Pero después de que Sangita calificó para el apadrinamiento, hemos recibido ayuda. Ya no tenemos que gastar en los libros de texto ni cuadernos. Hasta recibe su mochila por medio del apadrinamiento”.
Lo que a Daimanti le alegra aún más es el entusiasmo que su hija tiene para la educación. “Antes, Sangita no se quería despertar en la mañana para ir a la escuela, pero ahora se despierta sola. Y en las tardes no tengo que recordarla que haga sus tareas”, dice ella. “Sangita es otra niña ahora, ¡y no puedo agradecer a su padrino lo suficiente!”
Aunque Sangita todavía debe faltar clases cuando su mamá está enferma, las calificaciones de Sangita son altas. Sigue recibiendo 9 y hasta 10 un año después de asistir las clases de tutoría.
Sunanda Chatterjee, un trabajador social en el centro comunitario de Sangita, dice que la niña también ha mejorado sus habilidades sociales y de comunicación. “Al principio cuando vino al centro comunitario, era muy retraída. No hablaba con los demás”, explica él. “Pero ahora ha hecho amigos. También está aprendiendo a trabajar en equipo y demuestra una aptitud para el liderazgo. Y ya no teme hacer preguntas si no entiende una lección”.
El mensaje de Chatterjee a Sangita es que tenga fe en el programa y siga asistiendo a clases regularmente: “Si ha demostrado tanto progreso en tan solo un año, imagínese lo lejos que irá
Comentarios
buddybeagle
ago 2, 2018
What an inspiring story. I pray she will keep on her educational journey and to be able to finish her schooling.
Belinda_92551
ago 3, 2018
Wow what an awesome inspiring story . I wish well and much success in the feature . Stay on your path dear ,strife for the stars dream big dear . Enjoy school and look ahead .
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